El Brindis


Aunque filmada en Chile y en México, con una bella actriz y una emotiva frase promocional "Amar no es lo que queremos sentir, es lo que sentimos sin querer" , la película El Brindis no tuvo el éxito que merecía ni ganó premios en los festivales internacionales, pero aún así es cinta muy recomendable para disfrutar en casa.



La tradición dicta que una persona adquiere el derecho de sangre judía, solo a través de la madre, no del padre.



Por eso los hijos de decenas de miles de migrantes en todo el continente pasan la vida en busca de una identidad, una parte se integra plenamente a las tradiciones de sus ancestros, otra vive una doble vida, para no herir a los padres y usa la kipah (el gorrito redondo tan parecido al que emplean los papas) pero con sus amigos gentiles, llamados goy en hebreo se asimilan a las costumbres alimentarias de su país de nacimiento.


En El Brindis escritores y director son judíos. Ellos nos permiten vislumbar un mundo al que los profanos tienen poco acceso, como el de las sinagogas, pero lo hacen con actores argentinos, chilenos y mexicanos poco relacionados con el judaismo.
Para los espectadores sin antecedentes sobre el judaismo, poco puede representar una ceremonia como el Bar Mitvah, que se celebra tradicionalmente cuando los jóvenes cumplen 13 años y tal vez por eso no entiendan porque es tan importante para un personaje como Isidoro cumplir con este rito cuando ya pasa de los 80.
A los espectadores ortodoxos muy probablemente les moleste el mero planteamiento de un rabino en crisis existencial capaz de enamorarse de una goy. Tal vez por eso la numerosa comunidad judía en México tampoco acudió a ver la película aunque el argumento la tocaba muy de cerca.
Pero al margen o no de pertenencias o conocimientos de una comunidad, la historia del encuentro de un padre con su hija, alejados por cuestiones geográficas y culturales, por tradiciones y costumbres, merece ser conocida.
El Brindis presenta una historia sencilla, pero digna, una fotografía del mexicano Ignacio Prieto que nos muestra paisajes agradables y tomas aéreas desde helicópteros y enormes grúas, que aunque no resultaban indispensabales para la historia, merecen ser agradecidas a los productores por no escatimar en gastos. La música es sensible y enriquece notablemente la película.
Pero es también un buen ejemplo de colaboración entre la productora mexicana Goliath (Ocho Candelas, Morirse está en Hebreo) y la debutante productora chilena Agosin Films.
Asi que si usted se encuentra frente al anaquel, encuentra El Brindis y desea ver una película sencilla, romántica y bien contada, con una actriz hermosa e interesantes actuaciones. no dudamos en recomendarsela.

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